
José Manuel Huidobro
Mucho ha llovido desde que, en 1998, se produjo la liberalización total del mercado de las telecomunicaciones, y muchos cambios se han sucedido desde entonces, tanto a nivel tecnológico (ADSL, Wi-Fi, 5G, FTTH, Cloud, Inteligencia Artificial, Ciberseguridad, etc.) como regulatorio y, si bien, los últimos avances se han ido incorporando paulatinamente a las redes, la excesiva regulación quizá está suponiendo un freno al desarrollo del mercado. Así, recientemente, a mediados de enero de 2025, los líderes de los ocho principales operadores de telecomunicaciones en la Unión Europea han mantenido una reunión con la nueva vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera, para reclamar un cambio político que se centre en mejorar su competitividad.
Resulta que mientras que, por ejemplo, en Estados Unidos o en China hay solo unos pocos, pero grandes operadores, en la Unión Europea hay decenas, con cuatro, cinco o seis por cada país, además de los virtuales, lo que favorece una feroz competencia que tiende a la bajada de precios, lo cual a su vez disminuye los márgenes y redunda en la falta de inversión. Por otra parte, el negocio real está en los servicios, con las cinco grandes empresas tecnológicas estadounidenses: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (GAFAM) como líderes, mientras que los operadores europeos necesitan realizar grandes inversiones en infraestructuras, que no siempre recuperan dado el rápido avance de las tecnologías que les obliga a adoptar las nuevas antes de que las anteriores estén amortizadas.
Según el informe Draghi, un conjunto de medidas que determinará el rumbo de las políticas de la UE hasta 2029 y que propone una estrategia para frenar el declive económico de la Unión Europea frente a otras potencias, se necesita una inversión mínima de 200.000 millones de euros para mantener la conectividad actual. Subraya la necesidad de un esfuerzo aún mayor si Europa quiere competir con otras regiones y convertirse en un verdadero líder global.
En los dos últimos años se han sucedido dos grandes movimientos en el sector Teleco español, por una parte, en octubre de 2023, se produjo la compra por el fondo de inversión británico Zegona de Vodafone España y, por otra, en 2024 tuvo lugar el nacimiento de Masorange, resultado de la fusión completa del Grupo MásMóvil y Orange en España, convirtiéndose así en el líder del mercado español en líneas de telefonía móvil, mientras que Telefónica de España -que en 2024 celebró su centenario- lo es en el de telefonía fija. Como resultado, la política comercial de ambos grupos se está viendo afectada, cambios que continuarán en este año 2025, a la vez que se ha producido un reajuste de ambas plantillas a la baja para ganar rentabilidad. Por otro lado, el desembarco de la saudí STC en el capital de Telefónica, con una participación del 9,99%, ha tenido como consecuencia una serie de movimientos en el accionariado de la teleco y el Gobierno, a través de la SEPI, alcanzó el 10% del capital social de la operadora tras invertir en torno a 2.285 millones de euros, tras lo cual, el 18 de enero de 2025 el Gobierno ha propuesto, y ha sido aprobado por el Consejo de Administración, situar a Marc Murtra (nacido en Blackburn, Reino Unido, en 1972) -actual presidente de Indra- como presidente del consejo de Telefónica relevando a José María Álvarez-Pallete, que llevaba casi 9 años en el cargo. Esto puede ser visto como un paso más del Gobierno para “colonizar” empresas estratégicas, colocar afines y aumentar así su influencia en la Sociedad.
Seguirá habiendo cuatro operadores principales: una compañía líder, Masorange, Telefónica, Vodafone/Zegona y Digi, además de varios operadores low cost (OMV) que tiran los precios a la baja, lo que hace difícil que las grandes inversiones que se requieren para el despliegue de las redes se recuperen en un plazo razonable. Pero la reducción de ingresos, por la competencia y la bajada de precios, no solo afecta a los operadores, sino a toda la industria en general.
En cuanto a las redes, resaltar que el despliegue de fibra óptica en España es uno de los más altos de Europa, pero la expansión del 5G, tras cinco años de su llegada, está siendo más lenta de lo esperado. No obstante, encontrará aplicación en diversos sectores, en particular la IoT industrial y las ciudades inteligentes se verán favorecidas por los beneficios del 5G. El reto para los operadores, además de mantener o incluso aumentar su base de clientes, es como monetizar las inversiones en redes fijas y móviles, tan necesarias ante el gran aumento del tráfico de datos, y liberar todo su potencial.
Para este año no sabemos que otros movimientos estratégicos el gobierno y los operadores podrían dar, pero todo parece indicar que, tras un 2024 lleno de desafíos y avances significativos, en 2025 seguirá habiendo novedades que cambiarán el panorama de las telecomunicaciones, y la industria se enfrentará a nuevos retos donde la innovación, adaptación, sostenibilidad y la transformación digital serán claves como motor del cambio y la reactivación del sector, pero para ello la regulación no debe ser un corsé que limite los movimientos, sino todo lo contrario, y favorecer la innovación.